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sábado, 28 de marzo de 2015

Puerta de Muniellos


Como siempre después de cada carrera, suelo escribir para dar las gracias a la organización. En Moal más que dar las gracias, deberíamos de quitarnos el sombreo y decir chapo. Creo que ya lo dije al año pasado, más que por la carrera en sí, que también es muy buena, dar la gracias al pueblo entero por la dedicación, por el trato y por todo lo que hacen para los que asistimos al evento, digo para todos, porque no solo es para los corredores, se vuelcan con todos los que andan por allí, un año más y espero seguir diciéndolo por mucho tiempo, gracias Moal y quiero hacer una mención especial para Javier. Por otro lado está la carrera. Este año la organización nos llevaba hasta el kilómetro 32 salvando un total de 3000 metros de desnivel, algo para lo cual no había entrado apenas y no hice más que ir lloriqueando todo el camino, hasta el 32. Hasta hoy nunca había ido a una carrera con miedo a retirarme por no haber entrado lo suficiente. Hasta el kilómetro 10 justo donde una bajada muy guapa pero mala, fui muy negativo, donde para colmo me encuentro a dos o tres corredores parados en mitad de la bajada, que me obligan a esquivarlos como pude y forzando la maquina hasta el punto que me salí y me pegue un leche, de la misma rebote, me levante y continúe, eso sí, pensando mi disculpa perfecta, me retiro. Con tan buena suerte me junto con un chico que pertenece a nuestro club a los Xatos de Nalón el cual no conocía, debido a que últimamente no salgo casi nada, vamos juntos hasta el kilómetro 14 ahí comienza otra bajada, me dice que no baja muy bien, asique nos distanciamos un poco. Ahora ya parce que la cabeza va mejor, empiezo a pasar a gente, me encuentro con ganas, voy charlando con unos y con otros, me junto con una chica Ana, que resulta ser la novia de Javier el de la organización, con la cual tuve el placer de llegar hasta el kilómetro 21 avituallamiento de Monco, donde comenzamos una subida muy dura y me despego de ella. Comienzo a ver mucho rosa, el color que está de moda, el de los Xatos del Nalón, lo cual te motiva y te hace tirar, después del rosa veo el rojo peña mea, sigo tirando hasta alcanzar a Fredo con el cual después de ir unos kilómetros juntos, en el kilómetro 30 donde ya todo era para bajo, me decía que tirase, que yo bajaba más rápido, la verdad querido Alfredo, igual me da llegar el 200 que el 201 y si llegue sano y salvo hasta aquí, para que me voy a matar en la última bajada. Pues así fue, algo que pensé que no conseguiría acabar y al final acabe mejor de lo que creía.

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